martes, 22 de marzo de 2011

HIGUEROTE EN LAS PÁGINAS DEL ARCHIVO MUNICIPAL DE CARACAS


AUTOR: JUAN ERNESTO MONTENEGRO. (FUE EL CRONISTA OFICIAL DE CARACAS)

      Es nuestro Archivo Histórico pequeño, en sus dimensiones, y a la vez el mas grande que pueda existir por su contenido, pues ninguno encierra mayor cantidad de información sobre ésta, nuestra ciudad de Caracas. Lo que quiere decir que, desde el punto de vista local, es el más importante de todos los repositorios disponibles. En efecto , en él se encuentra la memoria de la ciudad, en parte divulgada, en parte en espera que la acuciosidad y la dedicación revelen nuevas páginas, del todo inéditas, que van enriqueciendo nuestros recuerdos, para prestarle sentido y comprensibilidad al carácter colectivo.
      “Navegando” entre los folios del año de 1776 resaltan documentos relacionados con la fundación de Higuerote, el cual realmente se llamaría HIGOROTO, si seguimos a Fray Bartolomé de las Casas, puesto que el famoso religioso cita textualmente: “ El señor de ella o del pueblo se llamaba Higoroto, nombre propio de la persona o común de los señores de él…” .Anotación de serias implicaciones lexicológicas, y que siempre se ha tenido el nombre de esa población como de origen hispánico, designación aplicada a ese hermoso gigante de nuestras selvas y sabanas, abundante en su variedad que llamamos comúnmente matapalo, por ese miembro de la familia que envuelve y asfixia a los árboles vecinos, los cuales mueren al fin bajo el abrazo del gigante. Otras variedades se conocen con el nombre de araguato, bastante común en el Ávila y alrededores de caracas, al igual que el chuare y el jagüey. Estos gigantes de nuestras florestas que otros llaman higuerón, son de porte formidable por su corpulencia y por la abundancia del follaje, lo que unido a la variedad de sus formas le dan gran prestancia y hermosura a nuestros parques y montañas.

      Pero todo parece indicar que no fue uno de estos ficus gigantescos el que le dio el nombre al lugar, pues hemos de seguir la cita del fraile protector de indios, tanto por su autoridad como por su antigüedad. En los viejos papeles nuestros se escribe Higuerote, bien por corrupción debida a la costumbre de mencionar el árbol gigantesco, bien por confusión reiterada. De allí que el nombre del cacique no aparezca literalmente en ninguno de ellos, lo que no le quita en absoluto su valor de procedencia.  Resulta una evidencia indirecta a favor de que el término sea indígena, que cuando Alejandro Blanco de Villegas, alcalde Provincial de la Santa hermandad, solicita permiso para fundar Higuerote, lo hace especificando que se trataba de un “un pueblo de indios”. Detalle importante, porque todos los nombres de nuestros “pueblos de indios”, son precolombinos y, por lo tanto, el vocablo correspondiente también lo es, lo cual significa que son términos de la lengua local, vale decir, caraca o cumanagoto, ambos dialectos de filiación lingüística caribe. Sin que pretenda por el momento establecer el origen de apelativo del cacique de la ensenada de Barlovento, sólo a título de anotación comento que el radical HIGUER en lengua caraca significa matar y que el sufijo OTO, significa pueblo, por lo que HIGUEROTO vendrá a ser “pueblo que mata”, así como BAQUIRACOTO dice “pueblos de báquiros” . Consideración por la que adquiere mayor relieve el comentario del padre de Las Casas cuando dice que es “…nombre propio de la persona o común de los señores de él”. Posiblemente el nombre era aplicable por igual l cacique que a su pueblo. Recordemos que Gilif sostiene que los vocablos que terminan en coto, goto y por ende, oto, son de filiación caribe.
      La petición de Alejandro Blanco de Villegas fue atendida por el Cabildo para que procediera al establecimiento del “pueblo de indios” de Higuerote, para lo cual le extendió el título de FUNDADOR Y PACIFICADOR. El denodado caraqueño, perteneciente a la estirpe de “Los Villegas” famosa por sus hazañas en la época de la Conquista y de las Fundaciones, quiso acometer aquella empresa que no se habían  atrevido a tomar para sí a otros valientes vecinos, no obstante las Reales Cédulas por las que la monarquía española ordenaba la fundación en Higuerote. La primera fue fechada el 3 de febrero de 1680, la segunda el 31 de julio de 1686 y la tercera el 25 de noviembre de 1690. Estas Reales Cédulas se recibieron y se pusieron sobre las cabezas de los capitulares en señal de obediencia, pero no se cumplieron. En Cabildo de primero de diciembre de1692, el gobernador, doctor Don Diego Bartolomé Bravo de Anaya, tomó las disposiciones para que las órdenes se llevaran a efecto, pero sus esfuerzos resultaron infructuosos. Vino a ser el 3 de agosto de 1716 cuando Alejandro Blanco de Villegas tomó para sí la tarea, en honor a sus antecesores, y se dispuso a hacer los gastos y emprender la campaña después de realizar la recluta entre los correspondientes, Blanco de Villegas tendría que recoger todos los indios que se habían fugado de las Misiones de Píritu  y de las de Cumaná, los cuales se hallaban dispersos en la inmensidad de las selvas orientales y en la vastedad de los llanos, lo que no era sencilla labor. Y como llegado el caso, estaba autorizado a usar la fuerza, necesitó un pequeño ejército, para el cual nombró cabos reconocidos en materia de milicias.
      El motivo principal de la fundación fue asegurar la defensa de la zona. Ocurría que los piratas y los corsarios utilizaban las aguas tranquilas del norte de la ensenada para carenar sus barcos. De aquí el origen del nombre de Carenero. El Gobierno de la Provincia quería eliminar el abuso y la impunidad de los piratas, manteniendo hombres armados en la zona para atacarlos y disuadirlos si se atrevían a tocar en la playa; y a la vez controlar el contrabando que se practicaba abiertamente en aquellas costas, objetivos que abrían de lograr con la presencia de cabos de guerra para mandar los soldados y los indios encargados de echar a los intrusos. En estas circunstancias se fundó “el pueblo de indios” de HIGUEROTE, HIGOROTO o HIGUEROTO, vocablo cuyo origen, por lo que hemos comentado, ha de ser también indígena, de la lengua caraca o cumanagota.   


Recopilación de Adrián Monasterios. Cronista Oficial del Municipio Brión.   

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