jueves, 13 de enero de 2011

INUNDACIONES HISTORICAS DE HIGUEROTE

INUNDACIONES EN HIGUEROTE


A finales de 1700, específicamente en 1771, el Obispo Mariano Marti, realizaba su visita pastoral por tierras de Venezuela y  en lo que se refiere a Higuerote , dicho personaje estuvo en  estas tierras  en 1784;  cito textualmente:
   
El diez y nueve de Febrero de mil setecientos ochenta y cuatro , salió Su Señoría Ilustrísima del supradicho pueblo de Cùpira, y andadas tres leguas se embarcó, y navegó por el mar doce leguas mas o menos hasta el sitio que llaman Higuerote, donde desembarcó en la noche del mismo día, y al siguiente veinte del mismo mes y año salió de aquí, y andadas tres leguas llego a este pueblo de Curiepe”…                                                                                                                                                        

En 1789, los vecinos de Curiepe colocaban su queja, planteando retomar el puerto de Carenero para trasladar sus productos hacia La Guaira, ya que resulta menos oneroso y escabroso, así tenemos:                                                                                      

“Aquí con no poca lástima se registran las bestias ahogadas, los cacaos que deben traerse a las playas con toda sequedad sepultados en medio de sus aguas, quedando en consecuencia invertido mas tiempo del legítimo en secarlos, y últimamente, el consumido en dos o mas días que estos  acaecidos les hacen indispensables para acondicionarlos”

Los pobladores de Curiepe, decían que el camino hacia Higuerote estaba demasiado dañado y reportaban pérdidas, mientras que el camino anterior – vía Carenero – era mucho mas confiable y seguro, al respecto indicaban:

                                            Aquel puerto lo ha regalado la suma providencia felizmente a este valle, poniéndolos casi a orillas con la mayor comodidad, pero como en aquel tiempo no había sujetos destinados en él , al celo del comercio furtivo, su tránsito se vedó enteramente imponiéndose a los que representan la dura obligación de hacerlo a Higuerote, sin embargo de los graves perjuicios, por que se hallaban allí la ronda destinada para aquel resguardo”…                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                
                                                                                                                                                     
La petición anterior fue firmada por los siguientes vecinos de Curiepe o curieperos: Ramón Antonio Castillo, Agustín Antonio



Ruiz, Agustín de la Madriz, Tomás Villegas, José Segundo Romero, Juan José Manzano y María Trinidad Ramos; los cuales concluyeron el texto señalando:

…”dispensar el que los cacaos de este vecindario se conduzcan únicamente por el puerto de Carenero, para de allí hacer su navegación a La Guaira, quedando a cargo de los representantes la ampliación del camino y en caso necesario construcción de almacenes y demás precisiones “.       

Este texto fue dirigido por dichos habitantes a el Teniente de Justicia Mayor José Manuel de Añiz y éste respondió que no podía responder tal petición ya que no era de su competencia, no sin antes reconocer que lo planteado por los pobladores era cierto. Juan Apolinario Fernández, fue quien atendió el caso expuesto y así informaba a su superior:

Es verdad que el tránsito de los frutos por el camino del Aguasal, es gravoso para aquellos vecinos por las razones que exponen, pero los de Capaya, Tacarigua y Mamporal padecen las mismas incomodidades estando aún mas distantes, y estas se pueden vencer con la composición del citado camino que han intentado ejecutar aquellos habitantes, y que pueden convenir los de Curiepe invirtiendo en el costo que habían de ocasionar en la ampliación del nuevo y construcción de los almacenes que pretenden. Esto se lo puedo informar a Vuestra Señoría.”.

  En el año de 1790, específicamente en el mes de Julio, un grupo de connotados hacendados de Curiepe y Capaya se dirigieron al Gobernador y Capitán General planteando el problema de las inundaciones, entre los representantes de estos hacendados tenemos: Teniente Coronel Don Santiago de Ponte, Alférez Real Don Feliciano Palacios y Sojo, Don Diego de Tovar, Don Miguel Monasterios, Don Felipe Rodríguez de la Madriz, Don Diego Plaza y Don Francisco Javier de Longa. En el texto, exponían los problemas que se les presentaban por el camino de El Aguasal, donde informaban de los daños sufridos en  los cultivos y hasta le proponen la colaboración de medio real por cada fanega de cacao transportada y por la carga de frutos la misma cantidad de dinero.
En el mes siguiente, mas propiamente dicho, el 8 de Agosto de 1790, don Francisco Javier de Longa vuelve a insistir en el problema, donde con lujo de detalles describe las penurias y sacrificios a los que están sometidos por las inundaciones, así describe la situación:

“Informe del mal estado en que se halla el camino del tráfico interior de los valles de Capaya y Curiepe…es no solamente malo y perjudicial, sino peligroso y causa de enfermedades, en especial de calenturas por sus pasos cenagosos y por sus atascaderos, principalmente por un largo trecho nombrado Sabana de loro o de Aguasal, constante de tres cuartos de legua, con ocho varas de ancho, y con tal profundidad en la mayor parte que sin embargo de que los hacendados y arrieros han tenido la precaución de destinar para la conducción de sus frutos al mar las bestias mas altas por evitar sus mojadas…aun en esta precaución ya nadan en tiempos de invierno…quedando también a la penosidad de todo este camino los muchos árboles gruesos que caen de una y otra banda…

…”y como esta agua está asoleada y llena de lodo, pudre con mucha frecuencia los aperos de las bestias, teniendo sus dueños el costo de sus continuos renovos…

…”los barqueros se excusan de recibir el cacao, luego que llega a la playa sino se le dan muchas libras de merma, o lo ven abrir y tender al sol en la misma playa por un día o por mas tiempo, según la  mojada con que llega, siguiéndose en esto el entretenimiento de los esclavos, en perjuicio del trabajote las haciendas, o el de los arrieros libres en perjuicio de los dueños de los frutos”…

…”es peligroso y causa de enfermedades por que los de a caballo, para evitar el mojarse, alzan los pies al pescuezo de la bestia, pasando así en esta falsa postura todo el Aguasal”…

…”los de a pie lo atraviesan con el agua al pecho, y aún hasta el cuello, y como regularmente entran, en especial los arrieros, o sudados o con alguna otra disposición no buena para ello, les resultan las enfermedades, principalmente calenturas a que es muy propenso el valle de Curiepe”…

…”el medio seguro a poner fin a tantos males, es que Vuestra Señoría se sirva permitir el uso de franco de otro camino que hay inmediato, y va a otro puerto mas cómodo y proporcionado del mismo valle, nombrado Carenero, y ser de mar muerto de modo que los barcos se mantienen en él sin mas precaución que la de atarse en tierra con una débil cuerda”…
Continúa el texto de Longa informando que el puerto de carenero jamás ha estado libre de embarcaciones, mientras que el de Higuerote sí, y dice que es …”naturalmente malo”… pues los barcos, por lo bravío del mar, deben fondear  a tres cuartos de legua de la playa lo que obliga a llevar en canoas. Para sustentar aun mas sus ideas, agrega, que todos los puntos por donde se extraen frutos en aquella ensenada como son las bocas de Paparo, el Tuy y Cùpira recalan en Carenero, como también lo hacen otras embarcaciones en vía a Barcelona, Cumanà, Margarita y Trinidad.

    Esta es la visión de el Higuerote del siglo XVIII, ahora nos iremos al siglo XX, a finales de 1909, específicamente diciembre. En esos días ocurrió una inundación en Higuerote cuyos signos de importancia fue recabada por la prensa nacional. Las lluvias fueron de tal magnitud que los días  10, 11 y 13 de diciembre el diario El Universal  las reseña:


“Mas detalles de la catástrofe. Higuerote, diciembre 9 de 1909.Las 11 horas, 30’ p.m.
   Señor Director de El Universal.
En medio de la mayor consternación presenciamos anoche los habitantes de este puerto los horrores de una verdadera catástrofe. El empuje formidable de las aguas de los ríos Capaya y Curiepe invadieron totalmente la población, arrasándolo todo con fuerza destructora. Centenares de victimas se encuentran en el mayor desamparo.
Pasada la inminencia del desastre, los suscritos constituidos en junta de Socorro, nos dirigimos a usted suplicándole impetrar  los generosos sentimientos de esa sociedad, a fin de allegar recursos para remediar tanta miseria.
L.M. Fernández, Carlos Mendiri, F. de Guillio, S. Bello Torres, Francisco J. Mendoza, N. Avila.


Lo anteriormente descrito puede decirnos cual sería  el impacto emocional y material sobre la población higueroteña de  principios de siglo XX venezolano.  Le colocaremos ahora, dos notas que también hacen referencia al hecho acaecido en las población de esos tiempos:

“la catástrofe de Higuerote y Río Chico
Higuerote, diciembre 10 , 7 horas p.m.

Todavía corren las aguas por varias calles de la población. Muchas casa socavadas se están cayendo. Es ahora cuando nos estamos dando cuenta del desastre. El comercio y particulares han sufrido pérdidas considerables. La parte menesterosa carece de habitaciones, y da tristeza el especto que presentan las gentes aglomeradas en las aceras de algunas casas”…

“1 p.m.

Anoche estuvo soplando un viento huracanado y los buques abandonaron la bahía, guareciéndose en La Crucecita

En las Memorias de Obras Publicas del año 1910, entre las paginas 322 – 344 se hace mención a que las comunicaciones por Vía férrea quedaron suspendidas y allí el señor Víctor Crassus , en una carta dirigida de fecha 14 de diciembre, le pide a la Primera Autoridad Civil de Higuerote, Américo Spinetti, que no se opusiera a la reparación de los rieles en dicho lugar, los cuales eran urgentes. Es así, como el Ministro de Obras Publicas, J. M. Ortega Martínez, comisionó por oficio del 15 de diciembre de 1909, al doctor Alfredo Jhan Jr. para que pasase a Higuerote y a Río Chico, para que examinara los desperfectos ocasionados por la inundación y establecer las causas de tales inundaciones.
     En el informe se puede observar que las inundaciones son frecuentes, pero que las previsiones no han sido suficientes y que además los sistemas de embaulamiento y los sistemas de drenajes de las aguas o no existían o no eran los adecuados.

     El doctor Alfredo Jhan Jr., estuvo haciendo la inspección entre el 17 y el 24 de diciembre y el día 30 del mismo mes entrega sus conclusiones. A continuación colocamos algunos párrafos de su informe:


“la gran creciente que tuvo lugar a principios del presente mes en la región de Barlovento inundó los pueblos de San José, Río Chico e Higuerote, ocasionando muchos daños, especialmente a esta última y a la línea férrea, que une al puerto de Carenero con las poblaciones nombradas.
     Algunas personas de Higuerote pretendieron ver en la vía férrea la causa de los daños sufridos y esto dio ligar a un motín que impidió a la Empresa del ferrocarril la inmediata reparación de la línea”…

…”la línea del ferrocarril de ninguna manera puede ser causante de los daños que se le atribuyen, toda vez que el enrielado toda vez que el enrielado descansa sobre el piso de la calle principal de Higuerote y apenas sobresalen los rieles sobre el nivel del suelo”…

Mas abajo continúa Jhan, diciendo:

“La causa principal de los estragos debe verse en primer término en los defectuosos cauces de nuestros ríos, debido al abandono y descuido por parte del hombre. Toda la parte baja de Barlovento en la región comprendida entre Río Chico, San José  e Higuerote es un terreno de aluvión, formado por el material que han aportado los ríos y que estos han ido aglomerando a su salida al mar, de ahí su proverbial fertilidad”…  

También dice Jhan que el desmonte en las cabeceras de los ríos posibilita que la venida de las aguas se torne mas violenta.  Además dice que en los últimos 150 años el río Tuy ha tenido tres bocas distintas, producto de la acción del hombre y en lo referente a Higuerote dice:

“En Higuerote, donde los daños han sido mayores que en otros lugares, la catástrofe, fue determinada por la concurrencia de venida de varios ríos y  caños al sitio mismo que ocupa la población y es de temerse que mientras no se corrija el mal en su origen, continúe repitiéndose lo acontecido”…

Existe al Sur y Suroeste de Higuerote un terreno bajo denominado El Aguasal, de varios kilómetros de extensión. Hace cosa de 25 años – en 1884 – algunos agricultores interesados en la irrigación de las sabanas  del Oro, a inmediaciones del Aguasal, desviaron partes de las aguas del río Capaya, antes de su desembocadura en el río Tuy. Las crecientes posteriores encontraron más fácil salida por este desecho y lo ensancharon de tal manera, que este vino a sustituir el antiguo cauce. Desde entonces, y a pesar de los esfuerzos de los mismos, de los autores del desvío, quienes intentaron volver a encausar el río Capaya, este ha dejado de ser tributario del Tuy para venir a alimentar la hoya del Aguasal, la cual a su vez, al rebosarse, desagua en el río de Curiepe, dentro del pueblo de Higuerote (…) resultando de ello toda una avalancha de agua, que encausada por las mismas calles de Higuerote, ha abierto en aquel deleznable terreno dos  poderosos canales, uno de 25 y otro de 80 metros de amplitud y de una profundidad tal, que requieren para su paso el uso de embarcaciones”…

  
   
 
Alfredo Jhan Jr. recomienda construir un desagüe de 10 metros en la boca del Aguasal, así como otro – además de un puente – entre el antiguo y nuevo cementerio de Higuerote, con la finalidad de desahogar por allí los excesos del río Curiepe.
     Al parecer estas recomendaciones las  hicieron a un lado, ya que en 1927 y en 1930 entre los meses de noviembre y diciembre, San José, Río Chico e Higuerote volverían a inundarse. El diario El Universal, en su edición del sábado 26 de noviembre de 1927 hace la reseña:

TORRENCIALES LLUVIAS EN BARLOVENTO


Río Chico y San José inundados. Habitantes sin casas y sin recursos.

Río Chico, 27 de noviembre de 1927.
Señores W. Bustillos, Carlos Crassus, Elena de Ottengo, Luis R. Rodríguez, H.L. Boulton y Ca., doctor J.J. Cornieles, Jesús Ramos N.
A consecuencia de fortísimas lluvias, los ríos Guapo, San José, Río Chico y Tuy se han desbordado. Esta y San José están inundadas y mas de la mitad de ambas poblaciones están sin casa y sin  recursos .Aunque autoridades han socorrido en lo posible  a la parte menesterosa, esta sufre el rigor de esta penosa situación. Ocurrimos ustedes y demás amigos, residentes en esa solicitando recursos a fin de auxiliar pobrecìa. Amigos
Juan B. Casares, P. Lozada R, Ricardo A. Urbina, Constante Capodiferra, J.M. Ramos, F. Lessman, R. E. Crassus, Pedro Aquique, I. Lovera, M. C.  Padilla, Chacìn , Felipe Aquique, E. Sifontes.

Higuerote, noviembre 26 de 1927

Copiosa e incesante viene lloviendo en toda la región de Barlovento. Vientos huracanados han destruido platanales en Curiepe y Flores.
El desbordamiento de las vertientes cercanas hace temer inundación eminente. El señor Francisco A. Brandt, encargado de la Jefatura Civil, toma medidas oportunas para precaver desastres”.


   En las Memorias del Ministerio de  Obras Públicas, se anexa un informe para el año de 1931, la cual decía:


“Informe de Pedro González E., Ingeniero Gerente de la Compañía Anónima del Ferrocarril de Carenero.
El 28 de diciembre próximo pasado una fuerte creciente de los ríos Curiepe y Capaya produjo una gran inundación que abarcó toda la sección Carenero – Higuerote. La creciente fue muy fuerte en Higuerote, y desde el kilómetro 5 hasta el kilómetro 1,500 las aguas pasaron por sobre la vía, quedando solo pequeña secciones fuera del nivel de la creciente.
La destrucción de un estribo del puente “Miguel Flores” sobre el caño “Cirilo” en Higuerote, y su terraplén anexo en una extensión de 25 metros.
Desnivelación de los terraplenes entre Higuerote y Carenero causada por la erosión de las aguas.
El trafico no se interrumpió, pues se hizo con trasbordo en el puente sobre el caño “Cirilo”, invirtiéndose la dirección de los trenes durante dos días (…)el puente que se montara estará  formado por dos vigas doble T de acero con una longitud total de veinte metros, dividida en tres tramos.”


Fuente: GONZALEZ ANTIAS, ANTONIO JOSE
HIGUEROTE  HUELLAS EN LA ARENA…PASOS EN EL TIEMPO…
Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos Nº 82, Colección Francisco de Paula Álamo Nº 11, Los Teques, 2005, pp. 165   
RECOPILACIO: Cronista de Brion, Adrian Monasterios

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